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EMCALI

Emcali, lo público y el futuro de la región

Emcali, lo público y el futuro de la región

Se trata de un tema fundamental en la historia y para el futuro del desarrollo de la zona
Por: Wilson Arias Castillo Febrero 07, 2018
Emcali, lo público y el futuro de la región
Foto: Luis Ángel Murcia / Semana

Arde el debate sobre Emcali. Van aquí algunas de mis consideraciones:
Con su creación a través del Acuerdo Municipal No 13 de 1931, las Empresas Municipales de Cali ocuparon lugar determinante en nuestro desarrollo urbano, social y económico. Desde su fundación los caleños tuvieron acceso al agua tratada y a servicios de salubridad. Ante la ineficiencia del sector privado, Emcali asume además la prestación de los servicios de energía y telecomunicaciones; participa posteriormente en alianza con la CVC, de inversiones en generación de energía (Hidroeléctrica de Anchicayá – Chidral), y asume la responsabilidad social de ejecutar el Plan integral de desarrollo del Distrito Especial de Aguablanca, además de otros proyectos de infraestructura de servicios públicos que posicionaron a Cali entre las ciudades más importantes del país.
Existe consenso entre académicos y se reseña en el periodismo cómo el modelo de gestión en el que se convirtió las Empresas Municipales de Cali sirvió de referente a otras empresas de servicios públicos. Sin embargo, la élite empresarial y política que ha cogobernado el departamento y Cali se encargó de dilapidar este importante acumulado histórico. Privilegió la captura de la renta pública y su apetito burocrático, sacrificando el futuro de la empresa.
Lo cual explica por qué las Empresas Municipales de Cali vendieron su participación en importantes proyectos de generación de energía, reduciendo su propiedad al 19% de la EPSA (cuyo accionista mayoritario es Celsia, del grupo Argos). Y por qué la empresa fue sometida, además, a la suscripción del oneroso PPA (Power Pourchase Agreement) para el proyecto de Termoemcali, que le implicó el pago de 100 mil millones anuales, aún sin generar un solo kilovatio.
Por esta misma senda, se entregó en concesión el servicio del alumbrado público a la firma megaproyectos, de propiedad de William Vélez. Se impuso la privatización de Emsirva, empresa estatal encargada de prestar el servicio público de aseo. Se garantizaba así que los privados se hicieran a una renta pública generada a través de los impuestos y tarifas que pagamos los usuarios.
Además de obstaculizar la incursión de las Empresas Municipales de Cali en sectores estratégicos de la economía nacional, las finanzas de las empresas han sido utilizadas con poca transparencia y grande irresponsabilidad. Cabe recordar que en el periodo del destituido Alcalde Mauricio Guzmán, se precipitó el endeudamiento de la empresa llegando por primera vez al medio billón de pesos.
En la actualidad se está discutiendo el Plan Estratégico de las Empresas Municipales de Cali para el periodo 2018 – 2023, ejercicio que cuenta con el acompañamiento de la Universidad del Valle. En este marco, la declaración realizada por las autoridades competentes sobre la continuidad de Emcali como una empresa industrial y comercial del Estado y de carácter multiservicios es de enorme importancia para la ciudad y la región. El plan se está proyectando una serie de estrategias relevantes para el desarrollo de la empresa. En primer lugar, estipula un necesario avance en la recuperación del campo cedido en la generación de energía y sobre todo en las energías no convencionales, especialmente en la generación de energía solar. En segundo lugar, propone la recuperación del componente estratégico de telecomunicaciones, con el objetivo de estabilizar la prestación de los servicios fijos e incursionar en nuevos servicios. En tercer lugar, contempla el apoyo al CINARA en la implementación de la filtración del lecho del río, además la remunicipalización de los servicios de alumbrado público y aseo. Se trata de propuestas esas sí estratégicas, que pueden llevar a las Empresas Municipales de Cali a recuperar su papel protagónico en el desarrollo económico y social de la región.
Además de recuperar la visión estratégica y de largo plazo, resulta inaplazable extirpar la injerencia indebida de la élite empresarial y política. En buen romance, adoptar un plan explícito para la erradicación de la corrupción y el clientelismo en las Empresas Municipales de Cali. La suerte de los proyectos de inversión de la empresa no puede seguir dependiendo del grupo empresarial que se pretende beneficiar, los nombramientos del personal no pueden seguir siendo aprobados en los directorios políticos, no puede ser que Concejales y Congresistas usen el control político para acceder o mantener cuotas burocráticas. Además, que los organismos de control en muchos de estos casos, terminen por omisión consensuada auspiciando estos comportamientos.
En este sentido, es preciso acabar de una vez por todas con la figura de enganche directo, para impedir que gerentes tengan la facultad de nombrar trabajadores oficiales directamente, sin mediar un debido concurso. De ser cierto el afortunado anuncio de acabar con la tercerización laboral a través de ampliación de la planta de cargos de la empresa, se requiere definir de inmediato un riguroso sistema de concurso para la selección. Los servidores de libre nombramiento y remoción, incluidos los altos cargos, deberían corresponder con un símil de los procesos de carrera administrativa (de oposición demérito), pues todos, se supone, son cargos técnicos. Se debe acabar con la discrecionalidad del manual de contratación: aún regida por el derecho privado, debe estar perfectamente reglado. En suma, se deben asumir actos de gobierno que marginen a los cazadores de rentas y clientelas, y dominen sus históricos apetitos de acumulación de capital económico y político.
En esta dirección seguiremos dispuestos en acompañar con nuestro modesto esfuerzo la recuperación de las Empresas Municipales de Cali. Como lo hice en mi condición de dirigente sindical del Sena, acompañando la movilización y los acuerdos suscritos en su momento entre Sintraemcali y el gobierno municipal de Ricardo Cobo Lloreda, que estableció la no privatización de la empresa en los siguientes 99 años. Luego en mi condición de Concejal de Cali, cuando me opuse a la gestorización del acueducto, la privatización de Emsirva y del componente de telecomunicaciones. Desde la Cámara de Representantes, al contribuir en debates de control político y proyectos de ley que beneficiaron a las Empresas Municipales de Cali y al acompañar la acción popular contra BBVA Banca de Inversión. Y el año pasado, al investigar y denunciar el prontuario de MBA Lazard, que obligó a la cancelación de dicho contrato.
Estoy convencido que Emcali y lo público son determinantes en el futuro de la región. Ojalá las manifestaciones realizadas en los últimos días por la administración municipal sean parte de ese reconocimiento.

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